EL PAIS
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por Chelo Alvarez-Stehle
Eran las cinco en punto de la tarde. Y estaba de los nervios. Mientras escribía estas líneas estaba a punto de salir a manifestarme. A punto de unirme al grito unísono: «Basta de agresiones. Respetad nuestro cuerpo». Estaba de los nervios y trataba de controlar las lágrimas, porque unas horas más tarde, cualquiera podía ver una radiografía de mi vida. Mi vida y la de mi familia, al desnudo. Nerviosa por lo que supone romper el silencio ante millones de espectadores.