El rodaje de «Sands of Silence» (Arenas de Silencio) a lo largo de casi ocho años sólo ha sido un aperitivo. Ahora es cuando realmente cobra sentido este documental sobre la violencia sexual; ahora es cuando la gente empieza a romper su silencio tras visionar este trabajo de la periodista y cineasta riojana Chelo Álvarez-Stehle (desde 1995 reside en Los Ángeles).
Ella estuvo el pasado 3 de enero en Logroño para presentar la cinta en el marco del festival Actual, un pase que llenó la filmoteca Rafael Azcona e incluso dejó fuera a numeroso público, y que quizá vuelva a repetirse en marzo en el mismo lugar.
Días después, Chelo compartió su trabajo con una treintena de reclusos de la cárcel de Logroño, un encuentro que ha marcado a esta mujer acostumbrada a lidiar en los campos de refugiados de Nepal, en los burdeles de Corea, en antros de India, México, EEUU… y a tratar cara a cara con mujeres allí explotadas y agredidas. Ellas son, precisamente, las protagonistas de ‘Arenas de silencio’, y quienes revelan ante la cámara los abusos sufridos. También lo hace la propia cineasta y varias mujeres de su familia, víctimas de personas ajenas a su entorno. Todas denuncian una epidemia que -como dice la directora- «iguala al Planeta».
Estos ocho años de trabajo en el documental han supuesto una gran inversión personal y emocional para Chelo, quien entiende su obra como «una herramienta que mueve a la gente. De hecho tenemos psicólogos en todos los pases porque hay quienes entran en catarsis». Pero hay que airear y desenterrar; hay que romper con el silencio que envuelve los abusos sexuales, dice por experiencia propia. «Al principio duele, pero es la única forma de sanarnos nosotros y la sociedad entera». LEER MÁS